Murallas Aurelianas
Desde el museo es posible acceder a un largo tramo, aproximadamente 350 metros, del camino de ronda sobre las murallas, que se presenta como una galería cubierta intercalada con diez torres, terminando en la parte superior con un pasadizo descubierto protegido por almenas.
A lo largo del camino se conservan los muros de la época de Honorio (principios del siglo V d.C.) con aspilleras dentro de nichos, y grandes arcos abiertos en el lado opuesto hacia la ciudad, además de escaleras dentro de algunas torres que se utilizaban para acceder a las ya inexistentes cámaras superiores de maniobra.
Se aprecian varios restauraciones de épocas posteriores, desde la Edad Media hasta el siglo XIX, reconocibles por el diferente tipo de técnica constructiva o por la transformación de alguna estructura mural, realizada tras colapsos a lo largo de los siglos. Se pueden observar aspilleras de forma cuadrada que datan de 1848, cuando fueron transformadas para adaptarlas al uso de fusiles durante los enfrentamientos armados de la República Romana. Particularmente notable al salir de la tercera torre hacia el camino de ronda: en el suelo quedan restos del pavimento original con una ranura central, que marca la línea de unión entre la estructura de Aureliano y la posterior ampliación hecha por Honorio; en lo alto de la luneta de la salida de la torre hay una pintura que representa a la Virgen con el Niño, recordatorio del uso de la torre como lugar de retiro para un ermitaño, posiblemente en la época medieval.